Pensando lateralmente

El pensamiento lateral, vía creativa, diferente y complementaria al pensamiento racional, para la solución de problemas y generación de ideas, puede ser aprendida y desarrollada.

Su aprendizaje y desarrollo permitiría:

  • Evitar la pérdida de creatividad que se posee en la infancia

  • Favorecer un desarrollo cognitivo e intelectual más completo

  • Dotar a los niños y jóvenes de una mayor capacidad de resolución de problemas, desde los académicos a los vitales

  • Desarrollar la tolerancia y la flexibilidad cognitiva, mayor capacidad de resolver la frustración

  • A nivel cultural, un mayor número de personas con pensamiento lateral podría favorecer el desarrollo social y científico, al modificar fácilmente los modelos que dejan de funcionar, permitiendo a su vez una mejor superación de épocas de crisis.

Según Edward de Bono, una hora semanal de prácticas destinadas al pensamiento lateral en las aulas sería más que suficiente para mantener, fomentar y desarrollar este tipo de pensamiento en los niños.

Dicho autor considera necesaria su enseñanza como complemento al pensamiento tradicional, desde la infancia, y para él debería formar parte de los estudios obligatorios.

Actualmente, dada la dificultad de incorporarse como materia, se recomienda impartir en talleres extraescolares, una vez a la semana, o cada quince días, mediante juegos y ejercicios específicamente diseñados para ello.

Pensamiento lateral

El pensamiento lateral es el término formulado y definido por Edward de Bono en 1967 para hacer referencia a un proceso mental creativo de resolución de problemas diferente al lógico-racional*, en el que la estrategia principal consiste en salirse del marco habitual de pensamiento y considerar todas las opciones que la reflexión lógica-racional rechazaría. Por tanto, el pensamiento lateral, al salirse del camino obvio, encuentra soluciones allí donde nuestra lógica tradicional choca con sus propios límites.

El pensamiento lateral está íntimamente ligado a la creatividad, no obstante, como Bono señala, la creatividad suele hacer referencia a la descripción de resultados, mientras que el pensamiento lateral incluye la descripción del proceso, proceso que puede ser aprendido y usado conscientemente.

Por tanto, a pesar de que sigue existiendo la idea de que la creatividad es una cualidad innata, una genialidad que se posee o no, cada vez está más claro que al margen de las capacidades individuales, la creatividad puede ser aprendida y desarrollada.

De hecho la mente humana está diseñada para trabajar con ambos patrones de pensamiento, el lateral y el lógico, los cuales de manera general corresponden a funciones de los dos hemisferios cerebrales, derecho e izquierdo respectivamente.

No obstante, el desarrollo del pensamiento lateral así como de la creatividad requiere una práctica deliberada. Ello no es debido a que sea un patrón de pensamiento más complejo, o a que tengamos que aprender una habilidad que no poseemos, lo que ocurre es que nuestra creatividad se va eclipsando conforme aprendemos por el patrón de pensamiento lógico-racional o tradicional que es el que impera. Tal y como el hemisferio izquierdo es el dominante en nuestro cerebro, el pensamiento racional es el dominante en la cultura occidental y ello relega la creatividad a un segundo plano.

El pensamiento lógico es sumamente importante y eficaz, al sujetarse a modelos y categorías permite economizar un gran esfuerzo cognitivo a la hora de conocer el mundo que nos rodea y la evaluación continua de las ideas facilita la elección de la mejor.

No obstante sus mismas ventajas a veces pueden ser limitaciones, la categorización puede conducir a prejuicios, la sujeción a modelos rígidos impide la evolución de los mismos y la continua evaluación de las ideas deshecha opciones aparentemente absurdas que pueden ser interesantes. Y es en esas limitaciones donde el pensamiento lateral actúa. Por tanto, ambas formas de pensar son y deben ser complementarias, cada una tiene una función. Tal y como señala una ilustrativa metáfora de Edward de Bono, el pensamiento lateral podría ser la marcha atrás de un coche, obviamente de manera general no se usa, pero es imprescindible contar con ella y saber manejarla a la hora de conducir y su uso es esencial cuando nos encontramos en un callejón sin salida.

Sin embargo, la enseñanza tradicional occidental no fomenta el pensamiento lateral, si se enseña a pensar de algún modo siempre es siguiendo la vía del pensamiento lógico-racional. Por lo que no sólo se abandona la práctica del pensamiento lateral, sino que además al fomentar el pensamiento tradicional se llega a inhibir la creatividad. Este hecho ha sido constatado por diversos autores, entre ellos sir Ken Robinson que cita un bonito y sencillo estudio.

Por tanto, el valor de incorporar programas de pensamiento lateral en las aulas es doble, por un lado permite desarrollar la creatividad y por otro impide que esta se inhiba. Aun así nos podríamos cuestionar si realmente es tan importante para nuestros niños el desarrollo de la creatividad. El pensamiento lógico sigue siendo prioritario en la enseñanza, el modo de pensar “racional” es el ideal de inteligencia humana para la filosofía occidental y al pensamiento lógico se le otorga el papel de motor de la ciencia. La creatividad parece pertenecer únicamente al ámbito artístico por lo que no siempre se le ve “utilidad”. Sin embargo la realidad es que el pensamiento lateral y la creatividad son indispensables en el ámbito científico, disciplinas como la ingeniería o la medicina están comenzando a incorporarlo dentro de sus estudios (Villanueva, M; Atencia, G ). Es necesaria una visión flexible y creativa que permita modificar modelos y esquemas que de mantenerse rígidos frenarían el avance. Grandes avances científicos son fruto de ideas aparentemente absurdas para la época e incluso en ocasiones han surgido por un “error” del pensamiento lógico. No obstante este tipo de descubrimientos, así como las ideas surgidas del pensamiento lateral también precisan que el pensamiento lógico las evalúe y las aplique, por ello ambas formas de pensar son y deben ser complementarias.

Así mismo, desde un punto de vista laboral una visión lateral permite superar puntos de estancamiento, así como desarrollar estrategias de marketing, para las que es indispensable la creatividad, lo cual suele traducirse en mayores ganancias económicas. Por ello cada vez más empresas valoran la creatividad e incorporar programas para su desarrollo.

De lo expuesto hasta ahora se deriva que el pensamiento lateral es importante para las funciones intelectuales, laborales y para el desarrollo de disciplinas de interés social. A lo cual me gustaría añadir otra función, de menor repercusión económica y social pero tal vez más importante que las demás. La capacidad de pensar de manera lateral, alternativa y con creatividad va ligada a nuestra capacidad de vivir más felices. Obviamente, no dejaremos de tener problemas, o de sufrir, pero en general una mente con pensamiento lateral puede encontrar con mayor rapidez salidas a su malestar. Por otro lado, una visión lateral suele ir acompañada de mayor tolerancia en todos los ámbitos de la vida, lo cual protege de los continuos choques que muchas personas rígidas encuentran al confrontar su idea del mundo con la realidad.

La mayoría de personas con problemas emocionales o psicológicos suelen presentar patrones rígidos de pensamiento y de conductas que están en la base de su malestar y que además favorecen la perpetuación del mismo. Por ello, la práctica de pensamiento lateral desde la infancia puede ser un importante factor de protección de nuestros pequeños ante ciertos trastornos psicológicos.

Ni el pensamiento lateral ni la creatividad nos van a llevar a la utópica felicidad, pero seguramente nos pueden acercar un poquito más.

Bibliografía:

Bono, E. (1992) El Pensamiento Lateral: Manual de creatividad. Ed.Paidós.

Robinson, K. (1998) Out of our minds: Learning to be creative. Ed Wiley

Villanueva, M; Atencia, G (2001) Estimulación del pensamiento creativo en la enseñanza de las ciencias médicas. Educación médica superior. Vol 15. N2.

 

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